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jueves, 2 de junio de 2011

Hay cosas que nadie te puede quitar

Pongo un chorrito de leche a mi chai. Llevo mucho tiempo tomando chai. Es una de esas cosas que disfruto cualquier tarde y que reconfortan mi corazón. Quizás tiene que ver con algunos recuerdos, quizás es solamente la cálida sensación de la taza entre mis manos o la manera en que el líquido cae en mi estómago. No lo sé. Pero sé que hay cosas que nadie me puede quitar.

Nadie me puede quitar el roce del viento cuando camino por cualquier calle. Nadie me puede quitar el calor del sol sobre mi espalda. Nadie me puede quitar la visión privilegiada de la cotidianeidad. Nadie me puede quitar mis lágrimas, nadie me quitará la sonrisa. Nadie va a quitarme mi esencia.

Muchas cosas cambiarán en mí, muchas ya lo hicieron. Uno aprende de las heridas y también de los triunfos. Uno va adaptado el espíritu. Integras un par de trucos por aquí y otros por allá. Vas aprendiendo lecciones que a veces se borran cuando los tiempos son mejores. A veces me aferro a esas lecciones y las convierto en reglas... reglas para protegerme a mi misma. Sin embargo, lo de fondo no cambia... no quiero que cambie.

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